Ayer no quería despertar, de este sueño tan profundo
pero a lo lejos yo miraba, una mano saludar
y al bajarla lentamente, me empezaba a llamar
Como pude en el jardín, comencé a caminar,
y entre los arbustos yo miraba, a un ángel descansar
el cual al verme a mi parado, me empezó a preguntar
¿Es a mi a quién tú me busca? O ¿A mi madre Caridad?
Muy perplejo me quedé y le quise preguntar: ¿Tú haz sabido de tu mami?
O ¿Le haz visto su pesar?
el me vio fijamente a los ojos, y me empezó a contestar:
“Yo a mi mami siempre veo, y con ella suelo estar
aunque ella no me mire, por su pena y su pesar
pero quiero yo pedirte, que me hagas un favor
cuando bajes me le digas, que a su lado siempre estoy
y que en uno de estos días, a su cuarto llegaré
y dibujaré en sus almohadas, aquel ángel que ella ve
y cuando bajes me le dices: “Que en lo bello del Edén,
ya conocen de su nombre, porque un día ella donó
este ángel a los cielos. . . . . que hasta Dios lo admiró”