Amada Mía, contigo aprendí

Escribiendo del amor del otros
pasé tanto tiempo en mi vida,
envidiaba las sonrisas de todos,
quería sentir esas sonrisas como mías.
Quería sentir que es perderse en el brillo de unos ojos,
con ellos despertar, dormir, morir y revivir,
soñar, caer, sufrir, levantarse y seguir.
Contigo lo aprendí.
Ahora sé que se siente Amar,
despojarse de armaduras y mostrar la fragilidad,
desnudar el alma y entregarse a cabalidad.
Contigo aprendí a Amar.
Aprendí a caer tras la batalla y volver a pelear
con más fuerzas y más ganas
buscando la victoria conquistar.
Contigo aprendí a no renunciar.
Sé lo que es defender un sueño
así la vida me obligue a despertar,
sé lo que es sentirse dueño
del mundo entero, en tu mirar.
Contigo aprendí a hablar con mis ojos,
con mis dedos y mi cuerpo,
con el silencio de mis labios y la ternura de los besos frescos.
Contigo aprendía a sentir
la importancia de Amar y vivir,
de no callar y ser feliz,
pedir perdón de corazón y no fingir.
Contigo aprendí a llorar y a reír,
a refugiarme en la soledad
y regresar antes de partir,
a buscar la felicidad
así la felicidad no sea para mí,
contigo aprendí.
Y en el destino estaba escrito
que nuestros caminos se encontrarían
una mañana que escapa al olvido,
un día por el que muchos su vida darían.
Así llegaste Tú, Bella Amada Mía
trayendo contigo el Amor y la alegría,
caricias puras de armónica poesía
y los sentimientos que antes no conocía.
Contigo aprendí a escuchar
el canto de las aves y su entono matinal,
la voz de tu corazón que anhelaba gritar,
la voz de mi corazón que solo te quiere Amar.
Carlos