Las mismas razones, los mismos pasatiempos
un ramillete de filtros, volcados en la mente,
un vaivén de terciopelo y faldas de silencio
una mano en la mía...y diez atentamentes,
un corsario, una espada, un duelo, un diamante,
un tesoro escondido, un ateo que invoca,
una religión ausente, unos senos vibrantes
la belleza de un beso, partido en tu boca,
el pulso de las aguas, el fino talante,
un crepúsculo dentro del vientre dormido
la magia despierta de un agrio inmigrante
un rosario callado...el trinar de gemidos,
un verso en destierro, un ave exhultante
una veta de oro, el poder de la tiniebla,
un Demonio que suele vagar mis instantes
un Nazareno castrado, que ruge y se quiebra,
mi par en mi impar, mi ángulo en hipotenusa
un collar de verdes auroras calcinantes,
una espera sin tiempo, un tiempo sin musa,
un período solo y el otro atorrante,
una calle, un bar, un alcohol, una quemada,
una música fuerte, un débil que piensa,
un maestro de naipes, una carta marcada,
una voz en la noche, un día sin ciencia,
un aullido de sangre, una picana ausente
un resguardo procaz, un acecho insinuante,
el verbo matar, quien muere de verme
de verme parido sin mostrar un causante,
un pastor que incrimina, inquiere, sospecha,
una mancha en la luz, un fuego brillante,
una guerra sin paz, una paz que desecha
al humano que acepta...sentirse un errante.