Blanca, nívea,
como en el cielo una estrella.
Fue vista y deseada como ayer,
cuando le procuraba calor al cuerpo
que siempre te ha de querer.
Ella, traslúcida, solitaria,
pero amada y anhelada
por los ojos y la piel
de quien no ha podido olvidarla.
Estaba sola,
sin el complemento que hace latir de alegría
al corazón que le sueña.
Sola…
como cuando fue rozada, tímidamente
por su alma gemela.
Suave, cálida, húmeda
sabe cómo complacer.
Puede transportar a la mar,
al infinito, al paraíso…
con sola tocarla.
Olerla,
es un deseo casi prohibido.
Es tan pura como solo ella…
Besarla,
puede condenarte a muerte,
es casi un sacrilegio…
pero sé que asumiría el reto.
Ella…
fue vista otra vez… sola…
por los ojos que la aman,
la extrañan…la esperan…la añoran.
Sé que volveré a tenerla otra vez
enlazada entre mis dedos,
jugando como avecilla en vuelo…
acariciando sutilmente
y transmitiendo con su tacto…
el inmenso amor que sientes.