Las noticias
de un amor distante
llegan a mi puerta
sin que yo pueda hacer nada,
pues siempre está abierta.
Mis oidos escuchan
palabras
que ya había intuído
y me reitero que
no puede terminar bien,
algo que empezó
de la peor manera.
Me cambiaste por ella,
siglos antes
de que yo me muriera.
Y después del tiempo
de los tiempos,
vuelvo a escuchar
palabras similares;
con más rabía
y subidas de tono,
pronunciadas por la boca
que por la mía
fue cambiada.
Me duele,
me irrita,
me siento morir
por dentro...
"Puto",
"pato",
"machorro",
"bisexual",
"marihuanero"
...por Dios!!!!
¿que alguien me diga,
qué perro agrede a su dueño?
El mismo "hijueputazo"
que oí de los labios
del hermano del "retrato",
vuelvo a escucharlo
en la boca del cartero
y no lo pongo en duda...
pues mis oídos
ya antes lo oyeron.
Me duele el alma
y me pregunto:
¿qué humano
muerde la mano
que le da de comer?
¿qué perros ladran
con furia a su amo?
La cosecha está servida...
si por eso me cambiaste,
me lamento por tu vida.