Entre en aquel espacio tan tuyo, muy asustado,
acusaba recibo por mi lento juicio amodorrado,
me repetía constantemente: ten mucho cuidado,
se mesurado; te vi y solo pude ser apasionado.
Me invitaste a tomar la plaza frente a ti,
al hacerlo inmediatamente, no me mentí,
mi ansiedad era mucha y tu belleza la exigía,
casi tanto como mis ojos a la antropofagia.
En silencio nos miramos uno frente al otro,
mientras nuestras manos se unían al centro,
la claridad en nuestras mentes era evidente,
el brillo de tus ojos me envolvía vorazmente.
Y sucedió algo mágico, tus manos no se alejaron,
las mías llenas de alegría te acariciaron,
te besaron a su manera, con tu cuerpo se fusionaron.
El silencio se rompió con nuestros desesperados besos,
de lo oculto, salto hacia la luz a nuestro encuentro
la verdad que tímida nos había visto amarnos en silencio.
Entonces, los muros cayeron, el cielo se abrió al universo,
aquel edificio infausto floreció libremente y este verso,
cobro sentido ante tu besos sobre mi piel, bien dispersos.
DRQCO
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!