Te amo por darme la vida.

Formando mí ser tu inagotable amor de madre,
La criatura que alimentaste con tu sangre y tus sueños.
¡Doloroso alumbramiento, sin palabras de reclamo!
Tu mirada tierna y dulce, es como dos luceros,
Diciendo mi nombre, diciendo te quiero,
Me mira con tus ojos verdes oscuros.
¡Derramando una lágrima diciéndome, te amo! Te esperé con ansias, mi bebé adorado,
Por permanecer a mi lado.
Nace un nuevo ser hasta mecerme en la cuna.
Te digo te amo por darme la vida.
Crecer abrazado a su tibio cuerpo moviendo mis brazos,
Moviendo mis dedos, escuchando su canto a través del tiempo,
Tus manos son tan suaves, las siento en tus caricias.
Tus ojos son estrellas, que iluminan mis noches de angustia,
Cada vez que tropiezo y siento, el dolor en mi pecho.
Tus palabras son el alimento, y la cura para mi alma desgarrada, Tu amor el regalo más maravilloso, que la vida me ha brindado.
Ayudándome a levantarme de mis caídas con tus sonrisas.
Me acunas con tu melodiosa voz secando con ellas mis lágrimas,
En las noches de pleno anochecer,
Guiando mi camino, para no dejarme perder.
Mi refugio son tus brazos, tu calor y tú querer,
Por darme el empuje para seguir avanzando.
Nací bajo el manto de la tierna protección de tu empeño.
El tiempo sembró en tu cabellera hermosas canas,
y las arrugas van marcando bellos senderos en tu divina cara.
Me diste el derecho de nacer.
Me enseñas a vivir para no dejarme vencer.
A alcanzar mis sueños, para no perder la fe, de haber nacido.
Tu amor el regalo más maravilloso, que la vida me ha brindado.
Ayudándome a levantarme de mis caídas con tus fuerzas,
Me acunas con tu melodiosa voz secando con ellas mis lágrimas.
Madre, que Dios bendiga la inmortalidad de tu alma,
Porque yo tu mortal hijo solo puedo amarte.
Entregándote mi corazón forjado por tu sangre.
Líneas que solo una gran mamá podrá tener.
Tú eres esa persona que das sentido a mí ser.
Copyright © 2010 - Ramiro Álvarez Cedeño.