Tomas y Eloísa

Ya vivieron cada uno

una historia bien colmada

de trabajos e ilusiones

esfuerzos y emociones.

Cada uno en su haber

cuenta unos cuantos años.

Desde hace ya buen tiempo

todas las tardes se encuentran

en el club para mayores,

sentados a una mesa ambos 

juegan al parchís a veces,

otras, las más, lo hacen a cartas.

Entre juego y juego

conversan desenfadados.

satisfecha, aunque apenada

ella relata sus recuerdos,

le va contando a retazos

capítulos de su vida. 

Tenia un buen esposo

fiel, atento y también tierno. 

Pero un día gris de otoño

se le quebró la salud,

con el se le fue la vida,

y le invadió la tristeza.

Paciente Tomas la escucha,

con dulzura le regala 

amistosa una sonrisa,

y una tierna caricia

se les pierde entre las manos

mientras Eloísa habla.

El ahora le relata que en amor

siempre le falló la suerte, 

que trabajo muy duro

que tuvo que marchar lejos

y la novia que dejo en España,

no quiso esperar su vuelta.

Por aquella desilusión dolorido,

tan maltrecho y herido

no dio a su corazón albedrío,

pero ansiaba compañía.

cuando las noches de invierno

se le hacían ya largas y frías

Quiso el destino un día

que mientras contaba cuarenta

o le hiciera Eloísa un tute

vibrara en los dos la magia

por ese amor sosegado

que en sus almas despertaba.

En las tardes de domingo

van al baile, son felices,

algunas mañanas pasean

caminando de la mano

sin mediar casi palabras

se miran emocionados.

Así comenzó el cariño

de dos personas mayores

Son muchos los que critican, 

otros los animan y respetan,

ante tanta controversia 

le dejan hacer al tiempo.

Aunque a veces tiene dudas

crece la confianza en ellos

siguiendo así cada día 

se hacen fuertes, no vacilan,

saboreando a sorbos la vida

en su nueva andadura.

MG 14-10-2015