Vi renacer la vida en tu mirar

En tu dulce mirar, tímido y silencioso, al entrar a tu cuarto, vi nacer la vida.
El bello mirar de tus lindos ojos verdes, me emocionaron al ver cómo en ti se encendía la vida. Mientras se cruzaron nuestras miradas, descubrí que Dios estaba presente, conteniéndonos a las dos en un mismo abrazo. Amor de Dios, divino he inmenso, infinito y verdadero. Me acerqué a ti y te pregunté: ¿quieres que te abrace? No fue necesaria palabra alguna, para extender mis brazos y contenerte…Llora mi niña, llora… Dios y los angelitos secarán tus lágrimas. Y como un bebé, te acaricié entre mis brazos, sintiendo el amor divino de DIOS, y siendo testigo en ese instante, cómo esa pena profunda, que reflejó tu alma desnuda, fue desvaneciéndose segundo a segundo. En un mínimo instante, pude ver cómo, con emoción, tu mirada incrédula del momento, en que Dios nos unió en un abrazo profundo, entre risas y llanto… Sólo te susurré al oído: ¡Estás de vuelta mi niña, estás de vuelta a la vida!, es el momento de invitar a la niña que llevas dentro y hacer un buen berrinche y luego muy bajito con un grito de silencio, decir: ¡Gracias, Dios, por ponerme de regreso en el camino de la vida! Ya estás preparada, mi niña, para subirte al andén que te devolverá tu sonrisa; ya ha vuelto el color de tu mirada, ya tus oídos olvidaron el hablar de tu silencio, y tus ojos, ese dormir profundo. La voz de tu padre y de tu tío, hoy suenan como un verdadero manantial de vertiente, cuando por ahí corre el agua libre y clara, con un maravilloso aroma de rosas blancas perfumadas, después de muchos días que los ha vencido la desesperanza, el sueño y el desvelo, de tanto rogar a Dios que despertaras de ese profundo sueño. Hoy mi niña de ojos claros, luz de luna que iluminas el rostro de una familia que te ama.
Te invito mi niña bella, como manantial de vertiente, a que camines por la vida como agua clara. Y va contigo el aroma de tu ser, que es la vida, igual de bello que una rosa blanca perfumada.
Genito/vevi0/12 Oct/2011.