Rosales envejecidos, jardines arrugados,
flores y estanques abandonados que, antes,
eran lugar de disfrute para amantes y hoy sólo son recuerdos ya pasados.
Y es que el aire se lo llevó todo, no dejó nada,
sólo, de vez en cuando, la fragancia de antaño,
me perpetúa y recuerda que, de año en año,
tú eras mi inspiración, mi musa y mi amada.
Hoy ya sólo vivo de aquellos retazos,
esperando que muy pronto, el ocaso,
me reconforte y devuelva entre tus brazos.
Pero, mientras llega esa hora, aquí sigo,
esperando que este aire denostado
no consiga impedirme estar contigo.