Fe, esperanza, amor.

El viento que sopla, el sol que renace, un sentimiento que aflora. Las ofertas malignas y las bondades benignas, todo convive en este inefable universo, una persona tiene una cara enfrente y otra al reverso, ahora escribiré parte de esta vida en mi especialidad que es prosa y no versos. Pasará el tiempo en horas y yo estaré esperando nuevamente que la Alta Misericordia aminore las penas, todo se volcará en una ardua lucha buscando lo eterno, buscando lo que he perdido a consecuencia del descuido, solo estaré aquí para que llueva la fresca lluvia, la luna iluminará mi rostro reflejando en él mis lágrimas, nuevamente llegará el viento que sopla, el sol que renace, un sentimiento que aflora llegando así mi existencia a la cúspide, habitando en el alba aurora. Los sobrenombres que adquiere mi nombre son solamente cariños que me regala el hombre, la fe no tiene ojos, la esperanza no posee tiempo, el amor no alcanza límites, yo no soy si al vivir mis venas no unen tres corazones. Si muero antes que tú esperaré por ti, si mueres antes que yo cuidaré tu recuerdo, pero si morimos al unísono viajaremos por las estrellas y escucharemos decir a cada una de ellas que en la tierra no hay aire, no hay sol, no hay amor, pues todo esto del diccionario se ha esfumado al morirnos tú y yo. El futuro no es sin ti y sin mi y ahí nace la fe, el viento que sopla, que no se ve. El aire trae oxigeno y vida, la vida trae momentos y los momentos esperanza. Y la esperanza no morirá, aún siglos pasarán pero el amor en nuestros corazones habitará.