A UNA MUJER...HEMBRA

De pronto una mujer…hembra,
expectante y con el candor en sus manos
asomó delante de mí como una presencia,
estaba como delineada en sus bordes
y en los límites de la carne toda locura,
se mostró y mis sueños quedaron olvidados
mientras sus extravagantes y raros besos
los iba colocando lentamente aquella joven
en el centro mismo de mis violados labios
que fueron y quedaron bajo la noche
como furias palpitando en delirante apuro;
y es que así elocuentes en la entrega
despertaron en mis carnes irritadas
el mágico furor de mil lujurias,
haciendo gemir con sus embrujos
las manos y los versos donde durmieron
las notas inventadas
en aquella noche de ensueños y desvaríos,
que olvidarla no pretendo intentarlo.