Ni un peso,
ni una palabra,
ni una copa para brindar
con la soledad.
El frío de las calles oscuras
recorre mis manos y pies
en un cartón
donde reposa mi piel.
No tengo una moneda
para comprar un cigarrillo.
Cruda el alma en pena
durmiendo bajo un puente,
viviendo en la miseria de mis bolsillos,
comiendo migajas que me dan
los mas ricos.
El camino a la felicidad
se esconde entre mis pertenencias:
libros, cuadernos, hojas sueltas,
algunas ropas viejas
que me visten y cubren
mi desolación.
Huyendo de las lágrimas de mi mundo
encontré paz en las cuadras,
en los colchones prestados
que me ofrecen buenas almas.
La miseria se abraza con el aguacero
hoy martes en el que te espero,
me marche con las manos vacías
¡que triste esta mi lejanía!
¿Y quién me extraña en el pueblo?
¿Quién añora ver mis sueños?
¿Quién necesita mi presencia?
¡Dime! ¿Quién dice espero vuelvas?
ANo lloro en las noches
recostando al suelo mis ilusiones,
durmiendo asustada
peri viendo las estrellas,
hija de la calle que me espera.
Soñando en la acera,
soñando que a tus brazos vuelvo,
que mi pueblo me espera,
que alguien sufre mi ausencia
aunque se que es mentira.
No lloro en las noches
recostando al suelo mis ilusiones,
durmiendo asustada
peri viendo las estrellas,
hija de la calle que me espera.
Soñando en la acera,
soñando que a tus brazos vuelvo,
que mi pueblo me espera,
que alguien sufre mi ausencia
Rosaq Granaina/
/17/4/2007