El encuentro nuestro nadie predijo,
en el cálidos besos hay esperanza,
toda vanidades al vacío se lanza,
mi ego se halla en tu cobijo.
Nuestro entornos este amor maldijo
pero en los corazones hay alianza.
Tu en mis brazos: “te amo" no alcanza.
Somos felices pues Dios nos bendijo.
Escucho el murmullo de los dioses,
atrape del viento al pasar sus voces,
que lo nuestro ya dejó de ser juego.
En todo momento tenemos vital
placidez, para amarse es esencial,
más si deponemos, vanidad del ego.
Autor: Alcibíades Noceda Medina