Hoy tengo para ti, dulce princesa,
de mi cariño el lírico alfabeto.
Sólo aspiro a tener la fortaleza
de saber que tu vida es mi amuleto.
De niña, cuando su sin par belleza,
fue de mi inspiración el mayor reto,
tuve el temor de insólita tristeza
de no ser sino un lírico incompleto.
Hoy me siento para el amor propicio
y canto con fervor tu natalicio
con la dulce humildad de un recoleto.
Recibe, pues, mi ofrenda cariñosa
que harán brillar tu frente luminosa
con las catorce estrellas del soneto.
JOSE MARÍA DEL CASTILLO
EL POETA
Barranquilla, Abril de 1977