El resplandor del sol, difundía la claridad
Preciosa de tus ojos, yo embelesado viéndote,
Quise besarte, te sonreíste tan bello, que
Te vi como una princesa de los cielos,
No pude evitar desearte con toda mi alma.
Te bese, y me llevaste, a tu cielo.
Que delicioso, el sabor delicado de tus labios,
Me quede abrazándote, con todo mi amor,
Debajo del umbral maravilloso del ocaso,
La brisa fresca, rosaba tu piel,
Esparciendo tú aroma en nuestro espacio,
Recostados en las miles de hojas secas,
En aquel paisaje inmortal y hermoso,
Te desnudaste, y mi corazón latió tan fuerte,
Que tú escuchaste su estruendo, te aferraste más a mí
Espalda, entregándome todo de ti.
Musa de mi alma, te dije.
Musa de lo que soy y de lo que siento,
Te susurre al oído, tú me miraste tan
Profundo, que sentí que me amabas tanto como yo a ti.
Musa de mi alma, te dije
Y encallado a tu cuerpo, a tu esencia,
Me perdí, en el tiempo, sin tiempo.
Y aun te veo desnuda, y el estruendo de mi corazón
Sigue siendo tuyo, y me
Escuchas repetirte musa de mi alma, en todas
Las estaciones que el orbe nos ofrece.
Bella musa de mi alma.
02-01-2010