Poema 31 Diario

El amanecer de un día me invita,
a contemplar la esencia de la luz,
traspasando el rocío en los prados.
El mediodía en el parque me lleva,
a labrar los versos con la fragancia
de las rosas, que envuelven los sentidos.
La tarde me traslada en una nube,
a los sueños profundos de mi alma,
despertando románticas nostálgias.
La noche creadora me seduce,
con el amor verdadero, que inspira
al melodioso canto de los grillos.
Lupercio de Providencia