A UNA CAMARERA

Me gustas mucho camarera.
Eres orondita y bien plantá.
Con tus labios de corista
y la melena bien peiná.
Tu sonrisa me cautiva
y me dan ganas de saltar
la barra y darte un beso.
Y también,
contigo bailar un vals.
Y luego después del baile,
conmigo déjate llevar.
Que tengo lirios y nardos
y en tu jardín los quiero sembrar.
Para que tengas siempre el aroma
de alguien que sin conocerte
de ti se enamoró
y te desea a reventar.
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Ya en la noche cuando me acuesto
yo no le rezo a la Virgen.
Yo tan sólo en ti pienso
y mis plegarias son para pedirte
que me dés el cielo de tu cuerpo.
Que luego si por ello
hé de ir a los infiernos,
yo acepto el castigo
si conmigo llevo tu recuerdo.
Que por mucho fuego que allí halla
Y por grande que sean los tormentos,
habiendo yacido contigo,
para mí será
como el que tiene un mal sueño.