Cadena Alimentaria... Mi Partida De Este Mundo

Sé que el mundo va a lamentar mi partida,
Que no será ni muy solemne ni tan didáctica
Y que tampoco habrá flores adornando mi cabeza
Ni lujosos coches fúnebres llevándome a la fiambrería.
Ese día caerá una lluvia fina y plomiza
Como las únicas lágrimas que me lloren,
Tal vez escondido en algún lugar, haya otro llanto
Pero menos constante y más simulado
Y aunque las lagrimas, los llantos y sollozos
No sean la sinfonía velatoria,
Ni me realicen las pertinentes exequias
Ni la extrema unción ni la cristiana sepultura ni carajo,
El mundo va a lamentar mi partida,
Pero no hablo del mundo entero,
Si no de ese mundito que invento día tras día,
Con el que convivo y sobrevivo rutinariamente.
Será tedioso para ese mundito mi ausencia:
El no sentir el crujir de mis pasos nocturnos,
Ni el aletear de mis ideas, ni el rugir de mis silencios,
Ni mis ojos turbios, ni mi labio que no tiembla,
Ni mi cielo sórdido, ni mi música rústica,
Ni mi artesana forma de moldear la palabra,
Ni mi sonrisa torpe de niño
Y se lamentara en los riñones y en el recuerdo
El no haberme invitado a escribirle una canción.
Y ahí enterrado mil metros bajo tierra
En la humedad del camposanto,
Los gusanos famélicos se harán un festín
Con mis carnes putrefactas
Y dejaran mis huesos raídos para alguna clase de anatomía,
Pero silenciosamente nos haremos buenos amigos,
Mantendremos extensas y pulidas charlas
Entre las viejas maderas del ataúd.
Ellos me hablaran de la descomposición
Y de lo importante que es la cadena alimentaria,
Yo escuchare atentamente y algo aprenderé
Y les contare de mi mundo con su gente
Sus calles, sus barrios, sus árboles y esquinas,
De las miradas entrañables y de los ojos sin color.
Y así mis restos óseos y aquellas bacterias
(Yo consumidor, ellas descomponedoras)
Pactaran una intima y póstuma amistad
Y sin embargo el mundo lamentara
De que yo no este metiendo la nariz en sus charcos.
Sin embargo el mundo me va a olvidar fácilmente
Cuando mis cenizas rocíen el aire.
Ya no tendrá ni un pelo de importancia mi ausencia.
Mi muerte será un acontecimiento trivial,
No será un hito tejiendo la historia
Ni una fecha memorable que manche el almanaque.
Tal vez quede mi imagen pegada,
Suspendida en alguna memoria dura,
Como una vaga figura irreal,
Que no despertara ni la más remota nostalgia.
Así las gentes seguirán en sus calles,
Con su trajinar diario sin preguntar por mí,
Sin molestarle mi partida.
En mi tumba no habrá libros desparramados,
Ni poesías inconclusas, ni musas cholulas.
Sólo habrán ecos, palabras difusas,
Chirridos estridentes, alaridos sofocados
Perdiéndose en lo hondo.
Emergieran desagradable hedores,
Hálitos de muerte, fragancias nauseabundas
Entre otras cosas.
Las bacterias disiparan su confianza
Gordas y satisfechas de morfarme
Y de haberme explicado un poco
Todo aquello que en vida desconocía.
Habrá girando en el viento un sonido frío,
El aliento de la vida perecerá, al menos para mí
Y buscare un cielo o un infierno.
Tal vez alguna minita desconsolada
Llore y lamente mi partida
Sin que sus lágrimas me puedan salvar,
Sin saber porque llora y se lamenta.
¡Ojo! Dije tal vez.
Así continua la vida después de la muerte
Como un camino abortado por un barranco
Con un precipicio propicio de seguir
Y así en su continuidad/ discontinuidad
En su ir y venir,
En su perpetua cadena alimentaria,
Surgirán nuevos hombres sensibles
Surgirán nuevas bacterias ansiosas
Por devorar los cuerpos que se van muriendo,
Consumiéndose en el mundo que deje.
Y serán mis huesos amarillentos
Los que lamenten sus partidas.