Quién no las habrá presentido venir,
anunciadas con ese nudo en la garganta?
Con ese calor en el pecho desde el corazón,
salir desbordadas, las ardientes lágrimas?
Quién no las habrá podido sentir,
correr raudas, por esa cara alterada,
a sumergirse saladas en las comisuras
de los temblorosos labios, llenos de emoción?
En la ciencia, las lágrimas encuentran razón.
Prueba de ello los cocodrilos y la cebolla son.
Y si no, siempre consuelo grato para el corazón.
Misterioso bálsamo que concluye todo:
Lo cómico, lo trágico, lo sublime, la tristeza,
la felicidad, el placer, el dolor y el gozo.
Midvale, Marzo 29, 2008
10:05 a.m.