Dejé que su mirada se posara,
en la túrgida blancura de mis senos.
El roce de tu vista provocaba
en mi, los sentimientos mas obscenos.
Mis labios entreabiertos lo invitaban,
a hacer sólo una, nuestras pieles.
Estaba ya en sus brazos y temblaban
de placer, mis carnes, fluían mieles.
Viril, en mi interior se regodeaba,
produciéndome espasmos estridentes,
sentíame en las nubes, que volaba,
mientras oía rechinar mis dientes.
Un hálito de fuego nos rodeaba,
mientras permanecíamos ardientes.
® Susana Valenzuela
01-02-11
esta creación tuya me encanta.. amor , fuego humm exitante. felicidades.