Los ritos de tu alma
son insospechados,
es decir,
tienen coartadas específicas.
yo soy su coartada,
entre encuentros, cuerpo,
piel, químicas y miradas.
Tienen imagen y semejanza,
se mimetizan en la mía,
es decir,
como dos elementos
se funden sin decir palabra,
condensados o no,
se esparcen en cada poro
de nuestros tejidos.
Y después,
cuando la despedida
es inevitable,
demoran sus ciclos
de reacomodamientos,
es decir,
salen a la luz
de una realidad
que le es ajena,
y les marca
la ansiedad y la
desesperación
de un próximo encuentro.