Nada de tì.

Nada que decirte y en esta triste amargura
sombras inertes mis dolores permiten,
en una soledad atroz que llama y perdura
donde los hondos pesares te aman y te visten.
Nada que mirarte porque al hacerlo me vuelven
las inquietas voces de tu dualidad permanente,
para pensar demasiado y sin sentir entienden
la calma duradera de una quietud aparente.
Nada de tì me devolverà la transparente
idea del amor que semejò algùn dìa,
al hallazgo constante, sutil y consecuente
de eso beso fugaz que alertagò mi poesìa.