A cada encuentro, me sorprendes
vida mía, como si por primera vez
estrenara tu pasión y la mía.
Noche a noche descubró en tí cosas
nuevas, caricias que tal vez ya me
prodigaste, pero hoy lo haces de
distinta manera.
En tí encuentro todo lo que una
mujer de un hombre desea, ternura,
deseo y amor a manos llenas.
Esas tus manos suaves y a veces
impetuosas y severas, que me hacen
temblar de emoción de pies a cabeza.
Esos tus labios cálidos y tiernos,
con los que me enamoras, con los que
me consuelas, pueden ser exigentes
e imperiosos cuando encenderme así
lo desean.
Mercedes del Pilar Reyna Camacho
mrc-11-07-10