No vengo de algún lugar que he imaginado
en mis viejas luchas, de capa y de espada,
vengo del sur, lugar que me ha amado
cuando todo era oscuro y nadie daba nada.
No vengo del rincón del obsecuente
ni del país donde mandan meercenarios,
vengo del sur, País de mis afluentes
de mis grandes amores, de mi calma sin horarios.
No vengo de la hegenomía de algún norte
que permite el robo del amor a mano armada,
vengo del sur, de su gente de sus portes,
del la verde pradera que a ama las miradas.
No vengo del lugar que milita en presencia
del tirano que simula querer sus habitantes,
vengo del sur, de la libertad sin ausencia
del libre albedrío, cada hora, cada instante.