Quiero escuchar tu sonrisa,
En el silencio de la noche
Quiero verte bajar de ese coche,
Y dejar tu perfume en las ondas de la brisa.
Tu voz perfecta y melodiosa,
Vuela cual acordes de guitarra
En las alas de aquella triste cigarra,
Que alguna vez fue la más hermosa.
En tus ojos miro el deseo,
Que aflora en esta noche fría
Dime mi amor si aún sientes esa alegría,
Cuando nos encontrábamos en aquel museo.
No se en que momento paso el tiempo,
Sin contemplaciones en nuestras vidas
Dejando tantas ilusiones perdidas,
En los rincones de aquel viejo templo.
Ya no te encuentro en mis sueños,
Reina de mi inspiración
Ya no siento aquella sofocación,
Que sentía cuando me creía tu dueño.
Ángel R. Anaya