Caminé por valles que la gente mira pero no ve,
surqué cielos donde el límite es el infinito...
y la paz te consume hasta hacerte libre de ti,
donde se desnuda el alma y tu corazón late amor.
Navegué por mares de nubes blancas con mis pies,
acaricié el intangible horizonte con mis dedos,
aprendí a ver la felicidad en los pequeños detalles,
y dejé en el camino el lastre del odio y el rencor.
Anduve por sendas fangosas en días de lluvia,
llorando de alegría con lágrimas prestadas.
Las penumbras del cielo se abrieron con una sonrisa,
y se desvanecienron mis miedos, temores, ansiedades...