Contemplo la soledad, estoy sin tí;
mis nervios se activan y siento frío;
la frescura de la noche está en mí,
empiezo a experimentar algo sombrío.
Mi cerebro no puede ignorar el mensaje,
los sensores de mi piel se están perdiendo;
no hallo en ningún momento ni un paraje,
pero, de repente, me veo sonriendo.
Presencio el calor de tu sedosa piel,
se abren los folículos de mi humilde ser,
recibo de mi recuerdo tu sabor a miel,
y en el alma la impresión de tu querer.
Se han activado mis sensores de contacto,
alarmados por los bellos de tu membrana;
se han erizado respondiendo a mi primer acto
los folículos del tejido fino que te engalana.
Que emoción grande es traer algo a la memoria;
que no tenga nada que ver con la noria.
que sea lo mejor en tu mínima historia,
eso que te hace sentir en el alma la gloria.