atrapado en lo profundo

Se me ha echado la noche encima
y todo anda oscurecido.
La luna y las estrellas
poco alumbran entre los pinos.
Llevo clavada una espina
y no encuentro el sendero
que me devuelva a la orilla
de aquello que tanto quiero.
yo no puedo detenerme
en este bosque fruncido.
Seguiré siempre adelante
por ver si encuentro al menos
refugio para este frío.
Que aquí entre los zarzales
tan sólo escucho ruidos
de serpientes y de alacranes
que por aquí viven escondidos.
Y que a mí me hielan la sangre
cada vez que oigo el silbo
de la víbora que molesta
me advierte de su peligro.
Y no menos me cohíbe
el raspeo del alacrán
que hasta el ombligo me sube
queriéndome picar.
Por ello en esta noche
aquí en el bosque perdido,
hallándome muy cansado
y de piés y manos herido,
tengo que luchar a muerte
por encontrar de nuevo el camino.