La nostalgia se ha vuelto mi sombra, mi compañera silenciosa en estos días sin ti. No te reclamé por haberte ido… jamás lo haría. Pero sí, amor mío, me duele. Me duele en lo más profundo, porque te amo con un amor tan real, tan inmenso, que me desarma. ¿Cómo no dolería tu ausencia, si tú eres ese ser único e irrepetible? Lo que sentimos no tiene nombre, no tiene forma… es algo tan intenso, tan nuestro, que jamás se repetirá con nadie más. Solo imaginar un futuro que no seas tú… es una tormenta que arrasa con mi paz. Sueño con el momento en que te vuelva a ver. Con poder susurrarte ese “te amo” tan sincero que se me escapa del alma, mirarte a los ojos y temblar como la primera vez. Que nuestras manos se busquen y, al tocarte, todo vuelva a tener sentido. Hace poco, cerré los ojos y sentí tus brazos rodeándome. Fue tan real… tan cálido… como si el universo te hubiese traído de vuelta por un instante. Tus abrazos siempre fueron mi refugio. Tus besos, mi locura dulce. Tus “te amo”, la calma más hermosa que jamás conocí. Recuerdo cuando, al verme triste, me llevabas a comer helado —sabías que era mi debilidad— pero más que el sabor, era tu ternura lo que me sanaba. Y después, ese abrazo… ese abrazo donde todo se detenía, donde el mundo parecía estar en paz solo porque tú estabas ahí. Por eso no te dije adiós. Te dije hasta pronto, porque contigo nunca habrá un adiós definitivo. Nos queda tanto por vivir, tanto por construir… Quizá un día miremos atrás y esto solo sea una lección más, un recuerdo borroso entre tantos hermosos que vendrán. Tú eres mi calma, mi caos, mi principio y mi deseo eterno. Mi alma está tejida a la tuya de una forma que ni el tiempo ni la distancia podrán deshacer. Y aunque lo nuestro nunca fue sencillo, sé que llegará ese momento soñado… Ese día en que me tomes de la mano y me digas: “Lo logramos”. Quiero una vida a tu lado. Quiero construir un mundo donde todo lo difícil haya quedado atrás. Quiero un pedacito de ti y un pedacito de mí… en alguien que sea el reflejo del amor que nos une. Nos espera un destino lleno de luz, de éxito, de amor infinito. Cuídate, amor… Nos volveremos a encontrar, y ese día, el universo entero sabrá que dos almas que nunca dejaron de amarse… por fin se reencontraron
como si el universo te hubiera traido de vuelta por un instante...tus abrazos siempre fueron mi refugio..muy bien JHEYDA.. buen aporte excelente inspiracion. que tengas un buen da