Felicidad.

Jamás fue mi obsesión la felicidad

ni me esforcé por provocarla

para que eterna sea de verdad;

amo los momentos gratos,

muy leves y pasajeros

como tibias brisas en enero.

Adoro las sonrisas sinceras

más que  carcajadas ruidosas,

que quedan pintadas en mi alma

como sutil piel de mariposas.

De pequeños momentos se trata

no hay secretos ni recetas

solo haces de luz intensa

que nos iluminan el alma.

Elisa Adriana Llanos