Antonio bryan

En este atardecer donde las horas parecen que agonizan

donde cada minuto, invita a reflexión

y entre minuto y minuto pienso en lo que acaricia

y entre todas las caricias Antonito, emerges tú.

Dentro de mi caja de sorpresas,

de alegría y dulcedumbre guardo con sabor a leche

aquellos instantes en que te arrullaba tiernamente

y al calor de mi regazo dormias plácidamente.

Te recuerdo, así. pequeñín

y al contemplarte en mi pensamiento,

a través del tiempo, entiendo que los años no se entretienen

y eres una prueba fiel.

Tu mirada inocente, tu travesura excitante

ese mirar atractivo es lo que hoy yo extraño

y es el punto preciso

donde te estoy recordando.

Quisiera tenerte cerca

para colocar un beso,

en tu cálida mejilla

y regalarte un Te Quiero.

Ay. mi niño, nieto mio,

tambien sonrio al pensar

en tus constantes preguntas que nunca tenían final.

pués siempre surgía, un ¿porqué?

y las respuestas a veces yo tenía que inventar.

Esta es hora de ternura

y en lo interno de mi pensar

como caudal de agua fresca

disfruto mis sentimientos.

Y al sentir tanta emoción, sale de mi una oración,

clamando en silente voz, en esta silente hora

que siempre sientas la fuerza de la Presencia Divina

surgiendo asi, un gran puente de celeste bendición,

que siempre hables con Dios y que sean inseparables ustedes dos.

marzo 2004