Pequeño niño pobre...

Niño de mis pagos que huyes al abismo
y bajas al pueblo a buscar unas monedas
en cada esquina de mi barrio el espejismo
de esas manos que aterrizan donde puedan.
Siniendo la cruel y despiadada indiferencia
de aquellos que presumen en ser tus salvadores
se mofan de los tuyos con la grandilocuencia
de ser unos tacaños y en mostrarse de señores.
Niño que a tu pan buscaste en mis retoño
y te he dado hasta el alma de ropa y de abrigos
vuelves a tus pagos fiel a tus otoños
de precarias casillas que huelen a castigos.