Aunque vivas en los andes

En las ínclitas tardes de Verano
por las lluvias del cielo bendecidas
pude ver tus pupilas encendidas
a pesar de encontrarme tan lejano.
Encendidas estaban al arcano
suspirar del reclamo donde anidas
tantas penas de amor desconocidas,
en secreto guardadas; pero en vano...
El rumor de tus ayes se perdía
entre tantas distancias y tan grandes
que no obstante, mi amor, yo los oía.
Sé que vives al Sur, allá en los Andes,
desde donde tu pena me dolía
aunque a otros su amor se lo demandes.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC