Hoy que tu palabra es muda, y tus pupilas
vacías,
que tus labios están secos,
y están tus manos tan rígidas;
que tus brazos no me abrazan,
que es tu piel pálida y fría,
que tu boca no me nombra...
¡Hoy eres mío; sin vida!
Eres mío porque el cielo me regala cada día
tu presencia; al recordarte,
entre tanta lejanía.
Ahora que ella no puede arrancarte de mi vida,
Ahora que sola queda, con tu eterna despedida...
No podrá separar nunca; tu ser de mi pensamiento, tus ojos de mi mirada, tu nombre entre mis recuerdos...
Hoy que vuelvo a ser tu Reina,
y abrasas mis sentimientos,
que nuestro amor es divino,
que contigo estoy muriendo...
¡Ella no puede tenerte, como yo te estoy teniendo!
Ivette Hernández Más