Ave Fénix

Cada nuevo poema, que surge de mis intransigencias

Tiene el sello, de la renuncia a mi intimidad

Es el anuncio de mi derrota o mi victoria, cantada con anticipación

Es un volver a iniciar, el recuento de los daños

Es el muro donde se estrellan, mis adversidades

Es un fluir del río impetuoso, de la vida

Es darse, entregarse, apreciar lo bueno y lo malo

Aceptar que el destino es un reto, que ennoblece nuestra circunstancia.

Convierto mi poesía en un cuadro, de palabras y colores extraños

A veces de azules transparentes, como el viento y la distancia

A veces de vivos verdes, como las plantas que surgen en primavera

A veces amarilla como el oro de la luz del día, en sus amaneceres

A veces gris y fría, como cuando el alma vaga plena de dolor.

También tengo cuadros negros, pintados con dolencia extremo

De aquellos momentos infames, siniestros, dañinos

En donde apenas si asoma, una gota blanca de esperanza

Permitiéndome un lugar, donde enjugar mis lágrimas

Extendiéndolas sobre la tinta para que ésta, llore conmigo

Haciendo que mi rebelde voluntad, no pierda el combate.

Consigo superar esos tintes, no les concedo treguas

Despliego mi bandera en todo lo alto, aguijón constante

Me sumerjo en mi duelo y resurjo, de mis orígenes

Como el ave fénix, para no convertirme en el colofón

De mi propia desventura, de mi ocaso, de mi desaparición.

Y así rasgo el poema, escurrido en un círculo itinerante

Que se estira como un arco, para salir disparada la flecha

Hacia la diana de mi epicentro, cimbrando mis paredes interiores

Forjando el sufrimiento con fuego azulgrana, de la fragua de Vulcano

Permitiendo reavivar el alma, para no dejar de combatir

Como grito de alerta, donde la fábula… ¡Nace de nuevo!