BAILAN SOMBRAS (FRENTE AL MALTRATO)

Bailan sombras

que, sobre una tenue luz,

en este aciago instante,

son su única compañía.

Su tumefacto semblante,

un río de lágrimas

apenas contenido,

su carne, aún tibia, maltratada,

en sus entrañas violentada,

su sangre, hielo, costras resecas,

su respiración, entrecortada,

en su silencio, humillada.

En algún hueso roto,

se le quebró la esperanza

de amar y ser amada.

Le duele el alma,

semejando nervio, carne viva,

y en su fragancia las rosas

parecen ahogar un gemido,

en lágrimas ardiendo como rocío.

Su boca ya no habla;

mas si por hablar esto le ha acontecido,

¿qué esperar?;

ya a su encuentro no acuden

las palabras, aún de los golpes asustadas.

No olvida que la culpa la reclama,

al dictado de una misericordia absurda,

en sus entumecidos brazos entregada,

diciéndole, su piel hecha de escarcha,

que, aún así, de aquél que le infligió

el castigo debe seguir enamorada.

Quisiera huir,

mas es una idea

que a su mente se le escapa,

tan sólo de si misma

se siente abandonada.

El de la miserable mano levantada,

cuya madre, entre incienso,

ronda los altares,

es un hijo de puta,

un malnacido,

despótico tirano,

sátrapa misántropo

que, a sus celos,

da inmerecido escarmiento

en una propiedad

que es carne ajena.

"La alcancía de la memoria" - 2013