Tristemente el amor agoniza

No concibo que en mí, tengas prisión,
amor te libero de mi alma fría,
ya no eres la que mi mente ardía,
ni la que provoca ferviente pasión. Te creí mía en mis manos severas,
aferrarnos ya carece de sentido,
a pesar la que en mi vida has sido.
No puedo retenerte en mis veras.
Mi cuerpo queda sin tu cuidado.
Siempre lo mejor de ti me has dado,
la ansiedad y el afán se consumen.
El fuego se apago, ahora es ceniza,
tristemente el amor agoniza,
y nuestros dos corazones asumen.
Autor: Alcibiades Noceda Medina