Sólo ahora me doy cuenta
de aquel inmenso vacío
en que viví, día tras día,
cuando no te conocía,
cuando vivía en soledad,
cuando no estaba contigo.
Sólo ahora estoy consciente
de lo gris de aquella vida,
cuando habían muerto mis sueños,
cuando toda mi esperanza
la consideré perdida,
pues no te había conocido.
Esta enorme diferencia,
este vivir a tu lado,
me tiene resucitado
con tu amor y tu presencia;
nunca hubiera imaginado
tanta dicha en mi camino.
Con tus besos, tus palabras,
tu adorable compañía,
mi noche se ha vuelto día,
mi corazón se ha elevado
a un cielo transfigurado
por tu amor y tu alegría.
Ahora sí me siento vivo
y mi vida está completa;
ahora que estás conmigo
estoy tan agradecido
y mi alma está repleta
de dicha en tu dulce abrigo.-
Eduardo Ritter Bonilla.
Miércoles 03 de Febrero del 2010