MÁS QUE UN QUEJIDO

Más que el hueso cansado

era suspiro de quejido vano,

la piel arrugada que ya no vuela

hasta esa infancia con pies de barro,

Lunas caudalosas y celestes lagos.

Lejanas estrellas, mis ojos rozaban el cielo

nada sabían las parpados de velos

cuando al potrero la pelota rodaba

entre sueños blancos.

Pueril ritual de reposo

en las largas piernas de mi padre,

siempre alegre semblante

aunque la planta astillada

no dilataba su encanto.

Narraciones de boinas,

camisas blancas de anarquistas

con puños en alto.

Así iba formando mis propias aristas,

Ideales que fui moldeando al cruzar estrechos de sombras.

Dictadura del torcido Franco,

la España rota juntando sus pedazos.

Se mojaban sus ojos disimulando

para que todo sonara a sueños blancos,

cuentos infantes allende campanarios,

La luna abría sus parpados

y la noche era nostalgia de gris pañuelo enarbolado.

En esta distancia de aguas calmas

ya no hay lilas en este cuerpo doblado,

el cántaro se vació rasgado cual la lisura de mis manos.

Pero aún el viento trae la voz de mi padre

en eólicas aspas gira su voz de esperanto.

y esta borrasca se va despejando.

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