Como el tiempo en su constante devenir
tus brazos, me atrapan tal cual perenneenredadera
y no temo, entre ellos sucumbir
cuando con sutileza acaricias mi cadera.
Buscan tus labios prestos mi dulzura,
como lo hace el colibrí conel néctarde lasflores,
todo presagia una gran aventura,
llena de excesos, pasión, adoración y ardores.
Cuando inmerso en mi intimidad te encuentras,
yadeja de existir eltiempo y subsistir la mesura,
tal como hiedra en la pared penetras,
y el éxtasis de repente, se convierte en locura…
® Susana Valenzuela
11-02-10