En un banco en el parque, Balmaceda Providencia,
donde hice poesía, esa tarde de domingo,
inspirado por la musa, de los prados y del árbol,
tan inmenso y aromado, que el viento estremece.
Y sus hojas y sus ramas, que se doblan con sus flores,
las palomas que se vuelan, cuando pasan las personas,
que disfrutan el paseo, y conversan tantas cosas,
y un niño al caerse, por su nana triste llora,
Pero luego se le olvida, y el silencio y la calma,
y las risas de los niños, que disfrutan de sus juegos,
y las madres relajadas, y los padres con sus guaguas,
pasa un viejo con su perro, sonrientes se pasean,
Y un perro con ladridos, con un niño feliz juega,
juventudes soñadoras, rebosantes de alegría,
esa tarde en el parque, él ya solo se pasea,
recordando el amor, que vivió allí un día.
Lupercio de Providencia