De aquella ventura
de verte bailar.
no goza ya mi mirar,
Tú le diste clausura.
Aun eres mi bayadera,
mi muñequita rizada,
de volátil cabellera.
por ningún baile fatigada.
Oscilabas, y yo atento.
No te pedí una pieza,
pero te admiraba contento.
cada paso y movimiento con sutileza.
Quise concederme
fascinación de una cita,
intente complacerme.
pero tu desprecio me limita.
Solaz de nada más que escucharte,
con una llamada regocijante,
solo eso me brindaste.
conformándome con recordarte.
Aun no eres olvidada.
En mi memoria estas ceñida;
hasta eres extrañada.
sabiéndote.ya pérdida.