Zumos de vides o dulces manzanas,
agua de pozo que sueña la vida,
vinos guardados en cáliz sagrado,
es mi alma que anhela su dicha alcanzar.
Savias que sorben de Dios sus raíces,
ramas de higuera que abrazan muy suaves,
para encontrar el amor tan esquivo
en primavera a las plantas en flor.
Cardo de anhelos se ha ungido en las sombras,
blanco su aceite de esperas eternas,
luz con sus dagas que seca las penas,
una corola que al fuego se amustia.
El polen de oro fue polvo de cal,
la savia dulce sudor fue de sal,
a sus capullos lo atrae su esencia
en su fragancia lo envuelve el dolor.
Luego florece el encanto perenne
como un gran lirio que busca pasión,
lleva en sus hojas un nardo aromado
y en ese fruto renace el amor.
Humberto Reyes H.