El desorden necesario

Hace tiempo que cambiamos
tranquilidad por ruido,
orden total por desorden,
el hogar se tornó nido,
a lo largo de los años
sumamos dos y dió cinco.
Ahora me encuentro juguetes
en el jardín y en el baño,
en el suelo plastilina,
los peluches maquillados
con cera por la cocina;
es el rastro inconfundible
del huracán "Carolina".
Descubro sobre la mesa
el tarro abierto de miel
y las migas del bocata
dispersas por el mantel;
no hace falta que pregunte,
por aquí pasó "Daniel".
Como adornos,tres cds
y las revistas de moda,
pintajos por el salón,
calcetines en la alfombra;
no queda lugar a dudas,
es la huella de "Victoria".
Cuando yo quiero silencio
ellos tienen que expresarse,
donde yo veo desorden
ellos ven obras de arte;
Les regaño y me hacen caso
pero les dura dos días
al tercero se relajan
volvemos a la rutina.
No me extraña que me digan
que no necesito dieta,
se encargan de mantener
a raya mi silueta,
seguir su ritmo es hacer
diez rutas de bicicleta.
Insisto para que aprendan
que el orden es importante,
que en la vida hay que poner
un orden de prioridades,
que para hacer un trabajo
primero hay que organizarse,
que quien consigue armonía
borró su desorden antes;
pero tengo que admitir
necesitar cada día
el estrés y el alboroto,
disfrutar de la alegría,
son la huella de los niños,
son la expresión de la vida.