A lo largo de la vida sueñas, con el hombre que será tu compañía; lo imaginas guapo sensible, cariñoso, un caballero galante divertido, el prospecto excelente para abandonar el nido. Y en algún momento de tu vida crees que lo encuentras, te enamoras de su sonrisa, de su porte hasta el día, en qué muestra su verdad sin compasión. Más tarde y después de superar con gallardía lo que lleno de tristeza tu alegría llega alguien que logra enamorar de nuevo tu corazón, te ilusiona, te acaricia y crees nuevamente que es eterno, pero luego te lleva hacia su infierno y te arrastra a un paso de perder completamente la razón. Te quedas sola, te alimentas con tu llanto mientras que entiendes que él no era para tanto... Luego el destino te lleva a otro, uno cariñoso, muy meloso y dices cielo santo, al fin alguien que sabe que merezco tanto, más es una mentira el típico que engaña, que máquina y con inteligencia traiciona tu pasión. Vuelves a quedarte sola, educas tu espíritu, fortaleces tu alma y amor propio y de repente te enteras que el único amante que realmente te quería, lo tenías todo el tiempo en tu interior.