Haz de tu casa un santuario,
un sitio lleno de paz,
un refugio placentero
en el que, siempre, lo primero
sea la unión familiar.
Haz de tu hogar un santuario
de placidez y alegría,
deja que la luz del día
lo envuelva en su brillo, a diario,
y preserve tu armonía.
No lleves nunca a tu casa
nada que la contamine,
haz que tu vida camine
por el mágico sendero
de paz y tranquilidad.
En tu hogar, tu privacía
debes, celoso, guardar
y, ante todo, preservar
la placidez, día con día,
con madurez ejemplar.
El mundo exterior aumenta
su triste agresividad;
nubarrones de tormenta
ensombrecen, en foma cruenta,
a toda la humanidad.
Como un último refugio
a la barbarie del presente,
a la violencia creciente,
a los problemas que estallan
en las manos de la gente--
Preserva en tu hogar la paz,
el amor, la comprensión,
la armonía y la tolerancia;
impregna con la fragancia
de ese amor, todo tu hogar.-
Eduardo Ritter Bonilla.