Sin razón, o con ella

Por simple inercia será, o puede que no.
Pero me resbalan tantas y tantas cosas,
que no preciso si tras de ellas se desliza también
parte de mi integridad, de mi honor y mi valía.
Preciso que cosas y objetos estén a mi servicio,
pero aquellos elementos que dependen, o que tras de ellos se esconde
la maquiavélica voluntad de una persona… me resbalan.
Estamos atados de normas, órdenes y leyes
que nos hacen más pobres, miserables y cautivos.
También los diez mandamientos han contribuido a luchas,
porque su poder bien lo vale, así como la osadía de su ostentación
No maldigo… no. Me resbala mientras me dejen respirar.
Este mundo es injusto. Mientras aquí en este mausoleo de rincón
nos enzarzamos en peleas, aglutinados todos como en pirámide
y con las agallas de desquitarnos el que está por encima
para conseguir un estatus mayor que pueda proclamar nuestro sentimiento
(Como toda la humanidad, menos los monos).
Hay gente que se come esos sentimientos porque no tiene nada más
y entre moscas se mueren.
Me resbalan los índices, los porcentajes y demás historias, sea del mercado bursátil,
de la banca, cajas o fondo de mercado internacional.
No existe explicación para que el ser humano sea humanitario
y a la vez de un egoísmo exacerbado
¿Cómo se puede dejar morir lentamente,
en una paciente observancia,
a aquellas personas que carecen de aliento
y además realizar en otra parte del mundo,
un juicio mediático en el que se observan detalladamente cada una de las leyes bajo un gasto inmenso de dinero público?
Cabría decir que es porque se hace necesario un juicio justo.
No ha existido nunca justicia, así como tampoco merecemos tener sentimientos
El soporte de la humanidad es benevolente. Abusemos de él
Envolvámoslo de cariño Como cuando se ve un amanecer
Envolvámoslo de ilusión como cuando el nuevo día te da esperanzas
Podemos envolverlo
Pero irá, sin aliento, muriendo muy lentamente
Pero sabéis qué: no me importa
Porque ahora deseo ser injusto.