A esas caras limpias
que el aire azota,
al sol detienen
y con la luna brillan.
A esos corazones puros
que abren caminos,
cruzan fronteras
y siembran de esperanza el mundo.
A esas miradas cálidas
que encienden el alma,
penetran en ella
y la llenan de sonrisas y de lágrimas.
A esos pechos
que albergan la pasión
de ilusión alimentan la vida
y aman sin temor.
A vosotros, sin duda
que sois la cuna del amor,
del cariño, la escuela
y de la ternura, la razón.
A vuestras miradas fijas en el mar
que en verdad, levantan las olas
y llenan de transparencia cristalina,
sueños y realidad.
A vuestro abrazo
que es, el más puro de la humanidad,
de la amistad, el regazo
y del querer, la humildad.
A vosotros, millones de adolescentes
que sois del mundo entero,
y en todos los tiempos, la llama incandescente.
No dejéis jamás de serlo.