Una simple indignación se adueñó de mi,
una mirada fue fuente de mi tristeza,
el alrededor fue culpable.
Ese día pude observar que había vida tras
mi burbuja, mi mundo,
y que más allá de ella había hambre,
inmundicia, tristeza.
Desde allí,
cada día despierto y me arrimo a mi ventana,
esperando encontrar algo utópico,
algo ideal, algo inalcanzable.
Al abrir los ojos,
la realidad nos golpea la puerta,
y nos demuestra muchas verdades,
que creímos imaginarias.
Las estrellas, los cuentos de hadas,
superman y demás superhéroes
se esfumaron, y sólo quedó la realidad,
la triste y lamentable, realidad.
La magia simplemente sirve para asombrar al hombre
en algunas pequeñas cosas,
pero no rescata una sociedad,
ni subsana errores políticos.
Y los gobiernos de turno se concentran en sus intereses,
se olvidan de la gente,
se olvidan del pueblo que los eligió,
ni se percatan del sufrimiento de muchos seres humanos,
como ellos, como nosotros,
a causa de su ignorancia y avaricia.
La fe está intacta,
la esperanza es lo último en extraviarse,
y mi convicción acerca que,
un alba, al descubrir mi portillo,
veré felicidad, rostros alegres,
y tranquilidad en las calles atormentadas por el bullicio.
El presente se halla frente a mi,
mi compromiso social ante un tribunal,
la sociedad está devastada,
en intento de un cambio,
mi ayuda, nuestra ayuda,
es importante…